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“CITA CON LA MUERTE”

  • daughterofcortes
  • Oct 7, 2023
  • 4 min read

Nuestra sociedad padece de una obsesión por la juventud, la salud y el vigor. De ahí que se procure, a costa de grandes esfuerzos, sumas de dinero y hasta actitudes y modas, que no pocas veces caen en lo grotesco, tratar de conservar, lo más posible, la tan preciada lozanía y vitalidad. Esto, ha traído como consecuencia un rechazo generalizado por la enfermedad, la discapacidad y la senectud, condiciones que nos recuerdan nuestra gran vulnerabilidad. Dos vídeos, en apariencia sin conexión alguna, que han estado circulando por varias semanas en las redes sociales, ponen de manifiesto el gran desprecio de nuestra sociedad por la vida humana, en especial la de los más vulnerables. En uno de ellos, dirigido por uno de los youtuberos más famosos de España (Ibai Llanos), varios jóvenes son incitados a confesar a quien preferirían matar; a una anciana moribunda o a un gatito recién nacido. Tanto el popular realizador de contenidos en directo como sus compañeros se declararon incapaces de matar al tierno gatito, mas, entre risas nerviosas, imaginaron un par medios para acabar con la anciana, la cual, como alegaron, está prácticamente en la tumba.


En el otro vídeo, una anciana, en tono apocalíptico, afirma que la tierra ya no puede sostener el “desorbitado” número de seres humanos que en él habitan, por lo cual, es necesario hacer algo. “Creo, declara, que nos corresponde a nosotros (refiriéndose a los viejos) que hemos disfrutado de la vida, asegurarnos que nuestros hijos puedan disfrutar de la suya.” Acto seguido, aparecen imágenes de ancianos asegurando que han tenido una buena vida. De esta manera, se invita “sutilmente” a los viejos a terminar con su vida a fin de que sus hijos puedan disfrutar de la suya. Así nuestra sociedad, al negar tanto la sobrenaturalidad de la vida humana como el sentido trascendente y salvífico del dolor promueve, bajo el eufemismo de muerte digna (como se le llama a la eutanasia y al suicidio asistido), el que muchos ancianos, enfermos y discapacitados, a los cuales de antemano ha condenado al hastío y a la desesperanza, decidan acabar, con su propia vida.


Por experiencia sabemos que las leyes inmorales, esas que van en contra de la ley natural, al principio se aprueban “solo” para casos “extremos” y poco a poco, se van ampliando las circunstancias y los plazos, al grado que, actualmente, en algunos lugares es posible pedir la eutanasia debido a: enfermedades graves o incurables con sufrimientos físicos o psíquicos constantes; enfermedades crónicas incapacitantes y dolorosas y hasta por comorbilidades múltiples (eufemismo de los achaques propios de la vejez). De hecho, en Holanda se está discutiendo la conveniencia de introducir en la legislación sobre la eutanasia a personas mayores que, en ausencia de enfermedades graves, opten por la “muerte digna” debido a que han tenido una "vida completa" (como en el vídeo mencionado anteriormente) o que simplemente estén, “cansados de la vida”. Además, tanto en Holanda como en Bélgica, el derecho a la “muerte digna” no es exclusivo para los adultos mayores, por lo que los menores pueden pedir la eutanasia, bajo ciertas circunstancias.


Es importante resaltar que en los países en los cuales se practica la eutanasia, se produce un aumento exponencial de las personas que la solicitan. En Canadá, por ejemplo, las solicitudes se cuentan por miles y se incrementan año con año. Además, no en pocas ocasiones los más viejos y enfermos son presionados, por el personal médico, y en ocasiones hasta por los propios hijos, a optar por la llamada “muerte digna”. Lo que ocasiona que algunos de ellos, sobre todo en circunstancias de gran vulnerabilidad, expongan su deseo de irse, a fin de no estorbar más.


Desafortunadamente, a medida que estas perversas legislaciones extienden sus supuestos, plazos y países; su criminal imagen se normaliza en un mundo que ha aprendido a convivir de cara a cara con el mal y hasta con la muerte. Debido a esto, el apoyo social a la eutanasia está creciendo peligrosamente. De acuerdo con una encuesta de Gallup del 2018, en los Estados Unidos, aproximadamente el 72% de los adultos está de acuerdo con que un médico termine con la vida de un paciente terminal si el paciente así lo solicita. Como vemos, una vez que se legisla contra la vida, la muerte va expandiendo sus negras alas.


Si el suicidio es, al decir de Chesterton, el “Pecado” pues expresa el desdén por la vida y por toda la existencia. El suicidio asistido, elevado a derecho promovido por la ley, es aún más dañino y destructor porque hace partícipes a otros de la propia desesperación y, parafraseando a Chesterton: “desea el aniquilamiento general. Es innoble porque carece de toda liga con el ser y espiritualmente destruye el universo”.


La aversión actual por la dependencia, la vulnerabilidad y el sufrimiento, está llevando a varias personas a adelantar su cita con la muerte, determinando algo que sólo le corresponde a Dios: la hora y la forma. Recordemos que la enfermedad, la fragilidad y el sufrimiento no son vanos, el amor de Cristo en la Cruz les da sentido. Por ello, en esta vida, a semejanza de nuestro Señor, nos corresponde cargar con nuestra cruz. Llevémosla, no sólo con paciencia sino con la alegría y la esperanza del cristiano que sabe que Dios ha vencido a la muerte. Cristo afirmó: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?” (Jn 11: 25-26)


 
 
 

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