“EL DECLIVE DEL MATRIMONIO”
- daughterofcortes
- Nov 29, 2023
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En las últimas décadas, nuestra sociedad ha experimentado una transformación, tan rápida y decadente, que ha dejado a su mismo núcleo, la familia, en una crisis tan terrible que cada vez más medios afirman que la institución del matrimonio podría estar en peligro de extinción. De acuerdo con un artículo publicado en el pasado mes de octubre en una conocida revista católica (Catholic News Agency) el obispo inglés Mark Davies, afirmó, durante un sermón, que las estadísticas más recientes muestran una disminución del 61% de los matrimonios en Gran Bretaña, el número de matrimonios más bajo en casi dos siglos por lo que se prevé que este declive catastrófico podría culminar con la desaparición del matrimonio en Gran Bretaña. Al otro lado del Atlántico, la situación no es mejor pues, en los Estados Unidos, las tasas de matrimonio también han seguido disminuyendo tanto que, actualmente, ya es inferior al 50%. Debido a la tendencia de rehuir al matrimonio entre las generaciones más jóvenes, se espera que este número siga disminuyendo.
Ya que, acuerdo con un estudio reciente realizado por un reconocido centro de psicología (Thriving Center of Psychology) dos de cada cinco adultos jóvenes (41% de los hombres y 52% de las mujeres) creen que el matrimonio es una tradición obsoleta. Dicho estudio, en el cual participaron adultos de entre 18 a 40 años, reveló también que el 61% mantiene una relación romántica y, entre estos, la mayoría cohabita con su pareja. Si bien, algunos de ellos no descartan el matrimonio, no tienen prisa alguna por pasar por el registro civil (y por el altar mucho menos) pues no les interesa casarse ya que, casi el 81% de los encuestados afirmó que no es necesario el matrimonio para tener una relación plena y comprometida.
Esto no es de asombrar puesto que de acuerdo con el Instituto de Estudios de la Familia la tasa de divorcios en los Estados Unidos es de alrededor del 42%, la cual aumenta a 50% si se incluye la ruptura matrimonial a través de la separación permanente de los cónyuges que no se divorcian legalmente. Con tan pesimistas cifras no es casual que muchos adultos ya no deseen casarse. A esto, se suma el que cada vez más jóvenes provienen de hogares rotos puesto que sólo el 62% de los llamados Millennials (personas nacidas entre los años 1981 y 1997) fueron criados por ambos padres. Es sabido que, los hijos de divorciados tienden a ser pesimistas acerca del matrimonio y a minimizar su importancia.
Otro aspecto del que se habla poco pero afecta enormemente al matrimonio es que hoy en día, más mujeres que hombres obtienen un título universitario. A esto, se aúna el que la mujer pospone cada vez más el matrimonio a fin de dedicar a su profesión sus más arduos esfuerzos por lo que cada vez más mujeres acceden a puestos ejecutivos, eso sin contar las injustas cuotas. Sin embargo, la mayoría de los hombres no quiere una mujer más exitosa que ellos y, llamativamente, la mayoría de las mujeres tampoco quiere un hombre menos exitoso que ellas. Así, el feminismo, en su empeño en hacerle la guerra al varón está logrando que muchas mujeres se queden sin la posibilidad de tener un compañero adecuado.
La promiscuidad, la infidelidad, el divorcio y la anticoncepción promovidos por una sociedad egoísta y hedonista que rehúye el compromiso ha cambiado radicalmente la visión sobre el matrimonio el cual está siendo sustituido por la cohabitación, actualmente, ampliamente aceptada. Aun cuando este tipo de relaciones son menos estables y de menor duración que los matrimonios, y tienen, entre otras muchas desventajas, más probabilidades de terminar en separación, independientemente de la edad, los ingresos y aún del número de hijos que tengan dichas parejas. Para colmo, según un reciente estudio publicado en la revista Lancet, cuatro de cada diez jóvenes occidentales no desea tener hijos, entre otras razones, porque están convencidos de que los niños son perjudiciales para el planeta.
Actualmente el matrimonio se ha reducido a un contrato legal basado en el vínculo emocional de los contrayentes. Esto, no solo ha permitido su “redefinición” a fin de satisfacer, artificial e injustamente, deseos y caprichos de todo tipo, sino que ha hecho que esta institución pierda su importancia y con ello su atractivo. La merma al matrimonio natural permanente y abierto a la vida ha dado paso a las llamadas nuevas familias hiriendo profundamente a una sociedad en la que cada vez son más comunes (y a edades más tempranas) las enfermedades mentales; ansiedad, depresión, alcoholismo, adicción a las drogas y suicidio.
Una sociedad en la cual a cada vez más jóvenes se les roba la esperanza, al grado de rechazar la natural inclinación de casarse y formar una familia, necesita urgentemente restablecer el matrimonio cristiano basado en el amor profundo, sacrificado, generoso y fecundo de un hombre y una mujer unidos ante Dios para toda la vida. Todo lo demás son copias tan malas que, como estamos viendo, dejan al hombre insatisfecho, enfermo y desesperanzado además, de que van en contra de los designios de Dios. Recuperemos el matrimonio cristiano, basado, no en sentimientos ni en emociones pasajeras y caprichosas, sino en la caridad; que todo lo excusa, que todo lo cree, que todo lo espera, que todo lo tolera. Así, nuestros hijos, con la gracia de Dios, podrán aspirar a dar y a recibir ese amor, que no pasa ni termina, por ser reflejo del amor divino.
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