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“UN VICIO PELIGROSO”

  • daughterofcortes
  • Oct 7, 2023
  • 4 min read

A mediados de agosto, el gabinete de Alemania aprobó un proyecto de ley que de ser aprobado por el Parlamento, legalizaría, para los mayores de 18 años, la posesión y el uso del cannabis (hasta 25 gramos y el cultivo de hasta tres plantas de marihuana por adulto) con fines recreativos. Dicha ley ha sido impulsada por el ministro de sanidad Karl Lauterbach, bajo la consigna de que esto contribuirá a proteger a los consumidores contra los productos, muchas veces contaminados, del mercado negro. Esto, a pesar de las muchas objeciones presentadas por asociaciones de padres, médicos y organizaciones de lucha contra la drogadicción quienes, además de presagiar el aumento de la demanda de cannabis en el mercado negro, temen los múltiples problemas que el consumo de dicha droga ocasiona. También, se espera, y se teme, que de aprobarse dicha ley, que sería una de las más liberales de Europa, se impulsara una tendencia similar a nivel mundial.


Cabe recordar que en el 2020, la Comisión de Estupefacientes de la ONU, votó a favor de la eliminación del cannabis de la Lista IV de la Convención Única sobre Estupefacientes, en la cual, estaba sujeto a los mismos controles que los opioides y la heroína. Dicha eliminación abrió, a nivel internacional, la puerta al uso médico del cannabis a la vez que, impulsó el consumo recreativo del mismo. Puesto que se ha demostrado que la legalización de la marihuana medicinal favorece la percepción, en especial en los adultos jóvenes, de que dicha hierba es poco o nada dañina. Al grado que, hoy en día, según datos de encuestas compilados por la reconocida empresa Gallup, la gran mayoría de los adultos estadounidenses cree que el consumo de cannabis plantea menos riesgos para la salud que el consumo de alcohol o cigarrillos. Así, el 95% de los adultos considera que fumar cigarrillos es “muy perjudicial o algo perjudicial” para la salud; el 80% afirma que consumir alcohol es perjudicial; mas, sólo el 58% de los encuestados calificaron a la mencionada hierba como “algo o muy dañina”. Actualmente, aproximadamente un 45% de los norteamericanos han consumido marihuana al menos una vez en su vida y alrededor de 147 millones de personas, el 2,5% de la población mundial la consume.


Actualmente, el consumo de la marihuana para uso médico es legal en 50 países lo cual ha tenido como consecuencia que muchos consideren a la mariguana una droga suave, segura y hasta benéfica. Esto, a pesar de que son muchos los estudios que demuestran que el consumo de dicha droga es nocivo. Fumar marihuana puede causar muchos de los mismos problemas de salud asociados con fumar cigarrillos, como daño en boca, garganta y pulmones. Además, esta hierba es mucho más tóxica que los cigarrillos y los adictos a ésta tienden tanto a desarrollar problemas pulmonares como a verse afectados por el cáncer, varios años antes que los fumadores de tabaco. El consumo de marihuana en el embarazo puede provocar defectos de nacimiento y anomalías mentales en el bebé. Cabe señalar que, el humo de la marihuana también afecta a los involuntarios fumadores pasivos. Asimismo, el cannabis es extremadamente adictivo por lo que es probable que los consumidores habituales se hagan dependientes de dicha droga. Además, a diferencia de las bebidas alcohólicas, el organismo requiere, en ocasiones, de varios días para eliminar la molécula cannabinoide conocida como TCH (principal ingrediente psicoactivo), la cual tiene, actualmente, unos niveles mucho más altos que hace unas décadas, lo que convierte a dicha hierba en una droga más potente, más adictiva y por lo mismo, mucho más dañina.


Aun cuando es cierto que la marihuana tiene algunos efectos paliativos, su consumo a largo plazo, aún moderado, afecta gravemente el funcionamiento del cerebro. Numerosos estudios demuestran que el consumo regular de dicha hierba, especialmente en los jóvenes, se asocia con alteraciones de las regiones cerebrales causando: deterioro de la coordinación, pérdida de memoria, problemas con los procesos cognitivos, cambios en la percepción y el sentido del tiempo. También, puede ocasionar cambios de humor y falta de control en los impulsos que incrementan la conducta violenta. Algunas pruebas señalan la correlación de dicha droga con enfermedades mentales como psicosis y esquizofrenia. Asimismo, reduce la capacidad del conductor para determinar la distancia, el tiempo y la velocidad de los objetos en movimiento, pudiendo ocasionar accidentes fatales. A esto, hay que añadir que la marihuana es considerada una droga de entrada a drogas aún más fuertes y dañinas.


A pesar de esto, la legalización de dicha droga sigue extendiéndose y cada vez son más los lugares en los cuales, debido a la gran cantidad de personas que la usan, no se criminaliza su uso individual. Esto, no es de sorprender, pues nuestra sociedad, a pesar de su aparente progreso material, tecnológico y científico, se encuentra más inquieta, angustiada y desesperanzada que nunca, por lo que busca aliviar de manera ficticia, su desconsuelo, su vacío y su infelicidad.


Llevamos muchos años promulgando leyes que amparan caprichos, protegen crímenes (llamados “derechos”) y promueven la degeneración. En nombre de un ficticio progreso hemos prescindido de la ley moral natural; subvirtiendo, a través de leyes ilegítimas, el orden natural creado por Dios. Debido a esto, la decadencia moral de nuestra sociedad, embrutecida por el vicio y esclavizada por el pecado, se hace cada vez más evidente. Es hora de exigir a nuestros gobiernos leyes justas, morales y ordenadas al bien. Mas esto, solo lo podremos conseguir si retornamos a nuestras virtuosas costumbres cristianas. Esas, que nos alientan a elevar y ennoblecer los fines de nuestro entendimiento, de nuestra voluntad y de todo nuestro ser, manteniendo siempre la mirada en el cielo.


 
 
 

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